IBAGUÉ. La cuadra de la carrera 11 con calle 39 del barrio Gaitán se llenó de vecinos curiosos que querían saber qué pasó con don Álvaro, pues afuera de su casa estaba la necromóvil del CTI para realizar el levantamiento de su cuerpo.
Historia. La noticia del suicidio corrió por toda la zona a eso de las 7:30 de la mañana de ayer, pues la Policía Metropolitana acordonó la vivienda de nomenclatura 39B-27 y poco a poco llegaron los familiares de Álvaro Sánchez, quien al parecer acabó con su humanidad suspendiéndose con un lazo a una viga.
Según testigos, quien alertó de la situación fue el hijo de don Álvaro, que tiene una discapacidad cognitiva, pues salió gritando y asustado, por lo que llamaron a las autoridades para que se encargaran del procedimiento.
Sánchez era pensionado del Hospital San Francisco, vivía con su hijo de 29 años de edad y tenía una miscelánea que su esposa le dejó antes de morir hace algunos años: “Era un poco apático para tratar a las personas, pero era un señor muy correcto y responsable, porque tenía a cargo un hijo especial, y uno lo veía compartiendo en una ‘motico’ para arriba y para abajo, pero no era amante a estar en comunicación con sus vecinos”, contó Héctor Celis, habitante del sector.
Mientras agentes del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía adelantaba los actos urgentes, varios lugareños comentaron que el día antes don Álvaro estuvo furioso porque la Policía de Tránsito le puso un comparendo. Sin embargo las autoridades investigan los móviles de la decisión fatal.