IBAGUÉ. Ante el Juez Primero Especializado fueron acusados los padrinos de la pequeña Sara Ayolina Salazar Palacios, quien fue torturada, violada y asesinada en Armero Guayabal.
Ángela Johana Guerra Urueña y Edilberto Rojas Torres, padrinos de la pequeña Sarita, fueron acusados en el caso de la mujer de los delitos como autora del homicidio agravado, tortura y acceso carnal violento en su posición de garante por acción u omisión.
Y el hombre por su posición de garante por acción u omisión por la conducta punible de tortura.
Custodia solidaria. La pequeña Sarita fue bautizada el 21 de febrero del año pasado y los acusados fueron sus padrinos.
Para esa época la niña ingresó al Jardín Infantil Mis Sueños.
En marzo de ese mismo año, ante la Comisaría de Familia, la pareja tomó la custodia solidaria, con la cual se comprometían a garantizar sus derechos y formar familia con sus hijos de 14, 11, y 15 años de edad.
Para abril de 2016, la trabajadora social visitó el hogar y evidenció que la niña estaba bien.
Empezó la tortura. En un relato desgarrador, el Fiscal Quinto Especializado referenció que para el 22 de mayo de 2016, la niña fue internada en el Hospital Regional del Líbano, supuestamente porque la había picado un animal.
Según el reporte médico tenía un edema en el cuello que no le permitía girar la cabeza, además de anemia aguda.
Además le hallaron signos de maltrato, heridas en el cuero cabelludo, pérdida del pelo, desnutrición y lesiones por quemaduras.
Y la pequeña hablaba poco, expresaba pocas emociones, rechazaba los actos de afecto, lo que coincidía con un maltrato físico crónico.
Para esa época ‘Sarita’ fue sacada del jardín infantil al cual asistía, pero regresó para el 20 de septiembre y allí le evidenciaron un hematoma en la mejilla.
Para octubre de ese año, la Fundación Ilis visitó la casa donde vivía la niña, en la Finca Limonar, parcela tres de la vereda La Joya de Armero Guayabal.
Allí la niña tenía lastimada la nariz y su madrina señaló que ella se lastimaba los granos, y la estaba viendo un médico particular.
Fatídico día. Para el pasado 21 de abril, el padrino fue a trabajar y hacia las 11:07 de la mañana fue llevada hasta el Hospital Nelson Restrepo de la localidad, donde su cuidadora, señaló que se había caído de la cama.
La niña iba cubierta con mucha ropa sucia, con síntomas de desnutrición, malas condiciones por lo que fue remitida al Hospital Federico Lleras Acosta de Ibagué.
Según la necropsia ‘Sarita’ falleció por un trauma cefálico severo, lo que se conoce como zarandeo.
Tenía signos de maltrato infantil, abandono, descuidoy desaseo.
Así mismo, una lesión en la boca, heridas en el húmero y el fémur; amputación de la falange del cuarto dedo de la mano derecha, signos de abuso anal y vaginal, desfloración antigua, desgarro reciente con fisura y un espermatozoide.
Rastros en la casa. La pequeña dormía en una habitación sin luz, destinada para guardar utensilios y convivía con los perros.
Allí la encerraban cuando la castigaban porque supuestamente no hacía caso y no controlaba sus esfínteres, y no la identificaron como parte de la unidad familiar.
Allí hallaron rastros de sangre, al igual que en la cama de los padrinos, en la pared y los cucos de la chiquilla.