IBAGUÉ. A propósito de la tragedia del Almirante, la embarcación que naufragó en la Represa de Guatapé, Q’HUBO buscó a la emblemática ‘Florentino Ariza’, cuyos motores a gasolina ya no suenan y ni la gritería de los vendedores y pasajeros, porque es un despojo oxidado.
La última vez fue vista en el muelle de Barrancabermeja, Santander, en mayo de 2012, cuando el ferry, similar al del siglo XX navegaba por el Río Magdalena con el nombre del protagonista del Amor en los Tiempos del Cólera de la novela de Gabriel García Márquez.
El bote administrado por Cormagdalena tenía un costoso sistema de propulsión a gasolina que sumado al daño de las transmisiones del bote llevaron a su declive y desinterés de los operadores turísticos.
En 2005. El 31 de octubre partió del puerto de Caracolí sobre el Río Magdalena en Honda, Tolima con el fin de recuperar y fomentar la navegación turística del afluente.
Además, durante cerca de siete años venció la turbulencia del río y llegó a poblaciones como Ambalema, Piedras y Girardot.
La embarcación fue construida en Medellín en el astillero Gustavo Márquez con una inversión de 795 millones de pesos y ensamblado en Guataquí, Cundinamarca.
El Almirante. El domingo la embarcación de la empresa HJ Vallejo y de la compañía Asobarcos Guatapé, naufragó con 167 pasajeros de los cuales murieron nueve.