IBAGUÉ. Ayer en la capilla del cementerio Jardines La Milagrosa del barrio El Salado se llevaron a cabo las exequias del ibaguereño asesinado en Brasil la semana pasada. Cientos de personas lo acompañaron en su último adiós.
Historia. Unos esperaban en la casa de Dios mientras otros seguían la caravana de motos, busetas (adornadas con cintas moradas), ‘mulas’ y el carro fúnebre que llevaba el ataúd con los restos mortales de Julián Ariel Cano Aguilar hasta donde sería su morada eterna.
El féretro fue bajado del coche, su padre lo custodió todo el tiempo y los pitos de los vehículos no dejaron de sonar hasta cuando el s a c e rdot e inició la eucaristía.
Sus parientes y amigos en honor a Cano Aguilar se pusieron camisetas con la foto de él, con esa sonrisa que siempre lo caracterizó como buen ‘parcero’, por eso las prendas llevaban un mensaje que decía: “En la mente y en nuestros corazones estarás por siempre”.
Algunos miembros de la ‘ola naranja’ dejaron sus rutas a un lado para acompañar a aquel colega que antes de partir hacia la ‘Tierra de la Samba’ para buscar un mejor futuro, estuvo al frente del volante y perteneció a este gremio al cual le dolió la partida de ‘Negro’ o ‘Macario’, como muchos le decían de cariño. Y aunque la tristeza invadió a sus parientes y más cercanos, la multitudinaria presencia de gente en la eucaristía fue la evidencia de que Cano Aguilar dejó una huella imborrable.
Una vez terminó la misa, los restos mortales de Julián fueron trasladados hasta su bóveda donde fueron enterrados.
Homicidio. En la madrugada del lunes en un centro asistencial de Itumbiaria, estado de Goiás, Brasil, murió Julián Ariel Cano Aguilar, víctima de una bala perdida en medio de una pelea ocurrida en una discoteca el domingo sobre las 10:00
de la noche. Según sus allegados, Cano Aguilar no tenía nada que ver en esa discusión, pero un sujeto tras discutir con otro regresó con un arma de fuego y disparó. Uno de los proyectiles arrebató la vida del ibaguereño.
Repatriación. Tras las diligencias de repatriación, el cuerpo de ‘Negro’ llegó a la Musical el Jueves Santo, día en que el gremio de conductores lo recibió con honores y cantaron cientos de veces: “Ay que tristeza mi amigo del alma saber que la vida ya se termina, que todo se acaba, ay que sorpresa mi amigo querido saber que te has ido, y ya no es el mismo cuando ayer me hablaba, me parece mentira hoy verte sin vida con rumbo a la tumba”.
Despedida con honores.Una pancarta con la imagen de ‘Negro’ dio la triste bienvenida a su vivienda en el barrio Alfonso Uribe Badillo donde una serenata de corridos interpretados por Máquina’, entonó una de las canciones que tanto le gustaban al tolimense: ‘La mesa del rincón’. El artista antes de iniciar dijo: “Mi ‘negro’ me decía cánteme la mesa”, y así le cumplió hasta el último momento.