IBAGUÉ. Una familia ibaguereña llora la pronta partida de uno de sus miembros más jóvenes, un soldado regular adscrito al Batallón de Infantería N° 16 Patriotas de Honda.
En medio del dolor, su madre, Rocío Herrera, solo desea que el Ejército y las autoridades, aclaren el crimen de su hijo gemelo.
Ocho meses completos. Con la ilusión de que sus hijos menores saldrían de su casa a construir un mejor futuro, el pasado 26 de abril la señora Rocío le echó la bendición a sus gemelos César Augusto y Carlos Javier Álvarez Herrera.
Los muchachos de 20 años de edad, empacaron maletas y, de manera voluntaria, se enrolaron en el Ejército Nacional.
A Carlos Javier le correspondió partir hacia Honda, mientras que a su ‘mello’ para el municipio de Granada, Meta.
Aunque a doña Rocío le parecía que la vida de César Augusto corría más peligro, sorpresivamente el pasado 26 de diciembre, ocho meses después de haberlos despedido de casa, recibió la lamentable noticia de que Carlitos estaba muerto.
Versión del Ejército. En un comunicado, la Sexta Bri-gada del Ejército señaló que el 25 de diciembre, hacia las 5 de la tarde, el militar se había evadido de la base de la patrulla móvil en la que estaba y que el miércoles en la mañana, su cuerpo fue encontrado en la vereda El Porvenir del Líbano con varios disparos, uno de ellos en la parte posterior de la cabeza.
Versión de la familia. Sin embargo, la Madre del fallecido le aseguró a Q’HUBO que un Mayor del Ejército le dijo que dos compañeros de su hijo estaban siendo investigados por el hecho.
“Mi hijo no se voló del pelotón. Si así hubiera sido, estaría vivo y se habría venido para Ibagué. Sólo quiero que el Ejército investigue y nos aclare el hecho para apaciguar este dolor tan grande que siento”, puntualizó la mujer.
