IBAGUÉ. El Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado condenó a siete integrantes de la banda ‘Los Isleños’ por el delito de concierto para delinquir agravado.
Por tal razón, Freddy Alexánder García Mancipe, Óver Pompilio Díaz García, Betty Betancourt García, Luis Felipe Triana Saavedra, Wilson Hernando López Torres, Ismael Cardona Garzón y Miguel Ángel Bernal Torres, deberán pagar cuatro años de prisión.
En el caso de Betty Betancourt García, le otorgó el beneficio de la prisión domiciliaria, pues para el 16 de junio del año en curso, la mujer dio a luz a un bebé que aún no cumple los seis meses de edad.
No obstante, tiene hasta el 15 de diciembre para presentarse de manera voluntaria ante el Inpec y seguir cumplimiento con la pena impuesta, de no hacerlo se le librará la orden de captura para que cumpla la sentencia en un centro de reclusión.
Para gozar de la ‘casa por cárcel’, alias ‘Betty’ deberá cancelar una caución prendaria de 50 mil pesos y suscribir una diligencia de compromiso.
Hechos
Las autoridades tuvieron conocimiento de la existencia de un grupo de personas dedicadas al narcomenudeo en los barrios Independiente, 12 de Octubre y La Isla en Ibagué.
La organización fue denominada como ‘Los Isleños’ y se dedicaba a la venta de estupefacientes en la modalidad de microtráfico y establecieron la identidad de 12 personas.
El seguimiento
El grupo de Estupefacientes de la Policía Metib inició la investigación, en la cual fijaron una vigilancia en el sector y a los presuntamente involucrados.
Con esto determinaron los roles de cada uno de los integrantes. Había jíbaros, campaneros y surtidores de las ‘ollas’.
De igual manera, determinaron los sitios en los cuales vendían los alucinógenos y obtuvieron cerca de 150 videos, donde se registró la actividad de la organización delincuencial, y se efectuaron más de 80 incautaciones de estupefacientes.
Los seguimientos se efectuaron del 6 de febrero de 2019 hasta pocos días antes de las capturas.
Los integrantes de la banda camuflaban la droga entre la maleza y debajo de piedras, en parques y canchas de fútbol y luego la distribuían a sus clientes. También la escondían en sus cuerpos disimulando que tenían la dosis personal para burlar a los cuadrantes de vigilancia.
